Carolina Pomares nacida en el Caribe Norte de Nicaragua, Bilwi, es una mujer decidida a superar todos los obstáculos que la vida le presenta con capacidad y perseverancia.

 

A sus 45 años evidencia que los límites no existen, hoy ella es una mujer emprendedora, y se identifica como una comercializadora del mar, con 27 años forjándose en este campo que la ha llevado a mantenerse firme en su propósito de salir adelante.

 

 

El mar le ha brindado todo lo que posee: casas, vehículos, una pequeña empresa que es el acopio y la profesión de cinco hijos que han culminado sus carreras profesionales exitosas, incluyendo un médico, una odontóloga, una administradora, una graduada en derecho internacional y una hija que aún se encuentra estudiando.

 

Esto se debe a su inquebrantable determinación, ya que nunca se atemorizó ante el trabajo arduo. Inicialmente desempeñó el oficio de pescadora y se aventuró en la pesca a pulmón, trabajó con nasas langosteras y con compresores. Actualmente es acopiadora de productos marinos, como caracol, langostas, pescados y pepinos. Su mayor satisfacción radica en apoyar a otros pescadores, ofreciéndoles empleo en su pequeño centro de acopio, Kabu Blu.

 

Carolina reconoce que el mar es su fuente de ingresos, aunque admite que es difícil trabajar en el mar porque hay temporadas buenas y malas y no sólo en lo económico, también el cambio climático ha sido un factor determinante para todos los que trabajan en el mar, los huracanes dejan mucho daño a su paso, sobre todo en la fauna marina.

 

Ella afirma que pescar después de los huracanes es difícil sobre todo porque lo primero que pierde un pescador son sus medios de vida.

 

“Cuando impactaron los huracanes Eta e Iota en el Caribe de Nicaragua muchos trabajadores del mar quedaron de brazos cruzados, pero reconocemos y agradecemos al gobierno porque hubo respuesta inmediata y aún después de un año se les está apoyando con la facilitación de medios de vida como: termos, mesas, panas, cuchillos para las comercializadoras, y boyas, atarrayas, termos, hilos, anzuelos para los pescadores artesanales”, expresa esta emprendedora.

 

Hoy Carolina es una madre soltera orgullosa, una pequeña empresaria, aunque se define como comercializadora de mariscos.

Su mayor motivación son sus hijos quienes la impulsaron a pensar que no hay límites en la vida ni obstáculos que ella no pueda superar.